jueves, 24 de noviembre de 2011

Él y sus cadenas.

Éste es un cuento escrito hace mucho tiempo por mi, espero les guste....


El y sus cadenas
    Viernes por la noche, los peones comían con ganas mientras comentaban lo que habían hecho y las tareas que había dejado el patrón para el otro día.
   Un plato lleno de polenta, unos chorizos asados, unas  batatas hervidas, leche caliente y dulce pasaba de mano en mano en la ronda.
    Poco faltaba  para la medianoche. La jornada se había más larga porque nuevos animales habían llegado al corral y había que marcarlos, vacunarlos y distribuirlos por piquetes.
    La charla estaba entretenida. Bromas, risas  y de repente…todo quedó en silencio. Solo se escuchaba el sonido de una cadena seca, pasos pesados y apurados como de un animal grande y fuerte.
   Todos temblaron, no había cadenas en ese lugar. Por lo menos, nadie  recordaba haberlas visto.
   El ruido pasó. Se perdió entre los galpones hacia el monte.
   Poco a poco volvieron  a conversar. Uno de ellos dijo:- hoy es viernes, ya son las doce y si no me equivoco, la camioneta del patrón está en el galpón grande.
   Todos temblaron aunque se reían. Contaban historias cada vez más horribles y fantasiosas.
   Volvió el sonido desde afuera.
   Tomaron las armas, palos, una horquilla o lo que estaba a mano y salieron a enfrentar al misterioso ruido.
    Caminaron entre los galpones hasta el lugar indicado. Los perros asustados caminaban temerosos entre el grupo sin hacer ruido.
   Entre los galpones, casi en los corrales, una pesada cadena estaba tirada sobre la leña cortada pero no había nada más.
   Los terneros y las vaquillas estaban tranquilos rumiando casi dormidos en los corrales.
   Todo estaba calmo y silencioso.
   Los peones luego de mirar todo el lugar comenzaron a volver a la cocina y ahí estaba: una forma irreconocible, como de un caballo, un perro grande o un lobo los miraba  con ojos brillantes y amenazantes parado entre la puerta de la cocina y el patio.
  Todos se frenaron de golpe. Algunos temblaban, otros  no sabían si correr o quedar ahí. Un sudor frío los recorría y el miedo los atontaba. En el fondo de su mente algo les decía que no debían hacerle daño.
   Uno de ellos gritó un nombre con toda la voz que el miedo le dejaba en la garganta y la criatura blanca y  fantasmal  corrió hacia ellos con la velocidad de un rayo.
    Pasó entre el grupo sin que se movieran, sin que hicieran nada. Pasó y dejó un olor horrible  a carne quemada, un aire frío como hielo y un sonido insoportable como de animal acorralado y herido. Se perdió entre los galpones.
   Los animales no se movieron. Los perros estaban ahí entre los peones con la cola entre las patas.
   Volvieron a la cocina. Nadie hablaba. Cada uno dejó su plato en la pileta. Todos se fueron a dormir o a pensar en lo que había sucedido.
    Todavía era viernes, medianoche y la camioneta del patrón seguía en el galpón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario